¿Cómo miras a los ojos de un TEA?

 No sé si os ha pasado el salir en familia, y ver a un niño gritando y tirándose al suelo. Normalmente, nuestra reacción suele ser “mira que niño más caprichoso y maleducado”, sin pensar que a veces hay algo más detrás.

A nuestra familia, sin ir más lejos, nos ha pasado el salir a la calle, y por algún motivo que aún es desconocido, alguno de nuestros hijos empieza a chillar y llorar como sino hubiera un mañana. Por si te habías olvidado ellos tienen TEA.

Una aglomeración, bullicio, olor, color, etc; puede llegar a ser ese desencadenante que haga que un paseo familiar tome una dirección un poco más amarga. Esto desde fuera no lo tenemos que juzgar a la ligera, como si el que está fuera fuese mejor padre, mejor enseñante, o mejor hijo. Lo primero que tenemos que hacer es tener misericordia y no mirar con ojos de buitre, algo que ni siquiera entiendes. 

Como padres de niños TEA, nosotros tenemos que comprometernos a que nuestros hijos se sientas como cualquier otro niño, sin importar si tienen TEA u otro tipo de trastornos. Y ante estos casos, actuar con amor con nuestros hijos, sin intentar que se quede mudo, sino dejar que se exprese, aunque sea en esos términos, que suelte todo aquello que le está haciéndole sentir triste, vulnerable, ansioso. Nuestra misión como padres es intentar abrazarlo o cogerle de la mano, hacerle sentir con una caricia, un abrazo, una mirada, que no pasa nada, que lo queremos y que estamos ahí junto a él. Tenemos que ayudarle a respirar para que su ansiedad vaya bajando, para que ese paseo que empezó tan bonito, siga siendo bonito.


Él TEA es un trastorno que es invisible a nuestra mirada. Cuando nosotros miramos, no vamos más allá, nos quedamos con la primera impresión, no intentamos rascar. Nuestro cerebro se forma un juicio, con sólo lo que vemos en la superficie. Está claro que el ser humano es egoísta por naturaleza y está lleno de prejuicios. No somos capaz de ver más allá, y cualquier escena la vemos con una mirada altanera.

Ves a una persona en la calle, y lo que más sale es el asco, y un “él se lo buscó”. Ves a una madre abrazando a un niño mientras éste está llorando, “qué madre tan pesada”. Ves a un niño llorando y los padres a su lado sin hacer, a simple vista, nada “estos no se merecen tener un hijo”. 


 Nuestro cerebro parece diseñado para que piense que siempre estamos por encima de los demás.

A través de este blog, también quiero hacer pensar a todas aquellas personas que se creen pro, que la realidad va mucho más allá de ese pensamiento egoísta que nos caracteriza a todos. 

Una persona con TEA sigue siendo una persona igual que tú y que yo, pero con otro tipo de sensibilidad y de habilidades. Son personas que sienten, y que sufren, personas que se alegran y viven, que sueñan, (como verás todo esto igual que tú) y personas que ven la vida de una forma diferente. 

Así que cuando vayas por la calle no juzgues a la primera, e intenta ponerte en el lugar del otro, porque ese lugar tampoco es fácil. 

Y ánimo a todos los papás que tengan hijos con TEA, que no estén pidiendo perdón continuamente, porque los que tienen que pedirlo, son aquellos que miran y juzgan sin saber. Y recuerden que sus niños TEA son increíbles y fantásticos, son un auténtico regalo, y ellos nos ayudan a nosotros a ser mejores padres y mejores personas. 

Tanto mi marido como yo, cuando miramos a nuestros hijos, lo que vemos son 3 niños fuertes y valientes, con ganas de vivir y de ser feliz, apostando por ser ellos mismos sin importar lo que otros puedan decir. 



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