EmociónaTEA

 ¿Te has preguntado alguna vez qué sensación puede sentir alguien a quien le cuesta reconocer las emociones? 

Esta misma pregunta me la llevo haciendo un par de años, porque me gustaría conocer más a fondo, la sensación y el sentimiento de no poder comprender aunque pongas todo tu empeño. Como yo no puedo borrar las emociones sin más de mi vida, me propuse a extrapolarlo (salvando las distancias) con alguna actividad que me fuera difícil  de comprender y que me costara visualizar. Y se me vino a la cabeza algo que es muy complicado y que cada vez que le ocurre algo necesito que me lo expliquen un par de veces para poderlo coger. La mecánica de los coches, para mi es complicadísimo de entender; un montón de aparatos juntos y cada cosa sirve para algo, pero por más que me lo explican no lo consigo entender y le acabo diciendo al mecánico que haga lo que él considere. Como ya comenté antes esto es una extrapolación y guardando las distancias; pero es lo más parecido que tengo para comprender a mis 3 hijos, para poderme poner en su lugar y llegar a pensar o sentir lo mismo que ellos, cuando ven emociones y no acaban de comprenderlas.

Este mundo es un lugar difícil y hostil para alguien con TEA, les cuesta comprender el porqué de las aglomeraciones, el porqué la gente llora y se besa, el porqué la gente llora y se ríe, tantos y tantos porqués, que no son capaces de comprender.

En casa, trabajamos mucho con los peques las emociones, ya sea con tarjetas y pictogramas, con juegos, en el reflejo de los espejos. Para nosotros es importante que ellos aprendan qué emociones existen, y que ellas se pueden entrelazar, para que así ellos también las pueden expresar. Para ellos las emociones se basan en alegría, tristeza o enfado. Son las 3 que conocen, que saben imitar. Pero cuando les regalas algo que sabes que es su libro, camisa o peluche favorito, su cara apenas expresa nada. ¡Les tenemos que preguntar si les ha gustado! 😮😮

Sin ir más lejos, hoy le dimos a nuestro hijo J, un libro de los minions sabiendo que le iba a encantar. Cuando lo vio, su expresión fue la misma que a la hora de comer, o la misma que viendo un dibujo. No tenía expresión pero dijo que “que bien mamá, qué curioso, me gusta”. O igual que las navidades pasadas, cuando nuestro hijo I le había pedido a los reyes un pulpo grande, y cuando vio que los reyes se lo habían regalado, no fue capaz de expresar nada, y le tuvimos que preguntar si le había gustado, cosa que fue afirmativa.

Ellos sienten muchas cosas, pero no saben expresarlas, y por ello también les cuesta entender las emociones en los demás y la forma que los demás tienen de expresarlas.

Para nosotros es algo habitual reconocer cualquier tipo de emoción en los demás, ya sea por su expresión facial, corporal o sus gestos. Pero para ellos es complicadísimo, demasiadas cosas en las que fijarse. Además, su mente es un tanto cuadriculada, por lo que asocian una sonrisa grande en la cara a estar contentos, o unas manos en la cintura con el ceño fruncido a estar enfadados. ¿Pero que pasaría si vieran a alguien gritar por la calle y riéndose? Pues lo que ocurre es que se asustan porque no son capaces de comprender lo que está pasando, y al final acaban gritando ellos o mordiendo algo para poderse relajar. (Esto último no es en todos los casos, ya que cada niño TEA se relaja de una forma diferente.) Puede ser que esas personas estuvieran celebrando algo, divirtiéndose o que hayan aprobado un examen por chiripa; pero para nuestros niños, a esas personas les está pasando algo malo, porque chillar implica enfado, y las risas estar contentos; y es ahí cuando se produce un “cortocircuito” en sus cabezas y sienten que aquello que creían correcto no lo es porque no se está dando.

Para nosotros, este tema es muy profundo, porque como padres queremos que los niños sientan que nosotros los comprendemos. Igual que para nosotros es importante que ellos lleguen a comprender las diferentes emociones que existen y que éstas pueden coexistir en diferentes momentos; para ellos es importante que ante este tipo de sucesos, no machaquemos su reacción, sino que los apoyemos y ayudemos a calmarlos.


Por lo que si en tu familia, o en tu entorno hay personas con este tipo de trastorno (TEA), no les eches broncas, ni te enfades con ellos, sino intenta entender porqué reaccionan así. Algo que para ti puede ser tan normal que pasa desapercibido, para las personas TEA eso ha podido ser una bomba.

En nuestra familia ayuda mucho un juego de ruleta en donde según dónde te haya marcado la flecha en la ruleta, has de coger esa tarjeta con su respectivo pictograma e imitarlo para el resto poderlo adivinar. Es divertido hacerlo, y así ellos no lo ven como una obligación, sino como un juego que pueden aprovechar después en su día a día.

Es importantísimo no desesperarnos, es un proceso que tarda bastante y que hay que trabajar mucho, y estoy segura que en un futuro lo irán haciendo mejor. Es importante estar a su lado, que ellos nos sientan a nosotros, para así sentirse seguros y tranquilos.

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