TEA vs MUNDO

 Me suelo preguntar porque siempre se habla de inclusión, cuándo se olvidan de todos aquellos niños, adolescentes y adultos, que en su mente no comprenden situaciones tan simples cómo dar un regalo a otros en sus cumpleaños sin recibir nada a cambio.

Vivimos en un mundo de pura fantasía y falsedad, dónde la igualdad de todos, independientemente de su condición física o mental, no es equitativa para todos. Y a pesar de que numerosas organizaciones sin ánimo de lucro luchan por esta igualdad, y a pesar de que los familiares de estas personas también luchamos porque ellos se sientan tranquilos y bien, vemos que todos los esfuerzos son en vano.

Ya lo dije en otra de las entradas, normalmente los adultos cuando ven a un niño mientras tiene una crisis, opinan que son maleducados y que deberíamos aprender a criarlos. Y a quién tenemos que educar en primera instancia, es a la sociedad.

La sociedad está  ciega por el afán de éxito, niños comúnmente mal llamados “normales”, dinero… pero no conocen la realidad real del mundo. Nuestra sociedad se escandaliza con aquellos que son diferentes en todos los sentidos.


Leí un artículo hace poco, dónde unas madres catalanas con niños con edades comprendidas entre 8 y 15 años, reivindicaban lo mismo que reivindicamos nosotros, y es una igualdad de condiciones para nuestros hijos TEA.

Ellos necesitan para sentirse tranquilos y hacer una vida normal, ciertas cosas, cómo serían pictogramas en las bibliotecas, pasos de peatones, baños públicos, tiendas,  cajeros. También una hora cada día especifica para ellos para poder ir a hacer la compra o acompañar a papá o mamá, sin que hubiera tanto ruido y jaleo de gente, etc, etc, etc. Pero esta sociedad es tan egoísta que no llega a entender el motivo por el cual estas personas neurodivergentes, precisan de esto.


Estas pequeñas cosas, ayudarían a integrar en nuestra sociedad, a personas que sufren este tipo de transtorno, acompañándolas y ayudando a que su autonomía vaya fluyendo poco a poco. Pero si nosotros no alzamos la voz, no lo va a hacer nadie. Todos mirar a otro lado, desde los políticos hasta el vecino de la esquina. Sino empezamos a abrir todos los ojos y mirar con el corazón, nada de lo que hagamos merecerá realmente la pena porque estará vacío.

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