Nuevos comienzos

 Hace ya una semana que nuestro hijo mayor se ha graduado de infantil. Y aunque se tuvo que trabajar mucho con él sobre lo que iba a suceder, él miedo y él no saber exactamente qué va a suceder, se apoderó de él. Si pienso en ese día puedo llegar a entender perfectamente sus sentimientos, ya que lo primero que vio cuando llegamos a la entrada del teatro fue un montón de gente. Esa sensación de agobio al verte rodeado de personas que no conoces, que no sabes ni quienes son ni cómo van a reaccionar, hicieron que mi pequeñín no quisiera estar allí. 

Por suerte para nosotros estaba la tita. Tita es una persona fantástica que debería tener toda familia. Porque cuando en la familia se aceptan las situaciones y las capacidades de los componentes de la familia todo es mucho más sencillo. Ella entró de la mano de su pequeño sobrino haciendo que él se sintiera no sólo feliz, sino también tranquilo. 

Es muy importante hacerle a estos pequeños las situaciones un poquito más fácil, aunque eso signifique salirnos de la norma. En este caso, a J lo que le frenó ese día fue la cantidad de personas, la cantidad de miradas y de aplausos, el sentirse aún más pequeñito de lo que ya habitualmente se siente. Fue un momento un pelón complicado, que con pequeños gestos y acciones se consiguen mitigar.


Y todo esto no se consigue porque sea fácil, sino porque detrás hay un trabajo y un esfuerzo, en primer lugar de los peques, que a pesar de no entender lo que ocurren trabajan diariamente con sus papis para cada día aprender y mejorar; en segundo lugar del núcleo de la propia familia, los padres que trabajan día a día y buscan formaciones para poder ayudar de la mejor manera a los niños; en tercer lugar el resto de la familia que acepta en que los peques tengas capacidades diferentes ayudando a los padres en esta tarea diaria y complicada; y por último pero no menos importante los terapeutas. Ellos con la predisposición de las familias ayudan a los peques, porque recordemos que cada persona con autismo es un universo diferente. También son una fuente de ayuda y trabajo los profes, los tutores, porque absorben aquello que les hace falta a los peques, y lo trasladan a las aulas para que el peque trabaje igual en cualquier contexto.


Sin duda esta es la clave del éxito, un éxito que tiene días malos y días buenos, que es un éxito que se cocina a fuego lento, pero la clave de que el día de mañana sus diferentes capacidades sean una apuesta segura y no un impedimento.

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