1 semana después

Ya ha pasado una semana de la vuelta al cole, la vuelta a la rutina. Y en una semana, ya se ha podido vislumbrar todo lo que ocurrirá en el curso. Es muy triste que al segundo día de cole, ya nuestro hijo mayor no quiera regresar porque no se siente adaptado en una clase que conoce de años anteriores. Es muy triste que se sienta apartado de estos niños, que sienta que ese no es su lugar, que lo pase mal por tener que ir al cole. 
Ya lo he dicho en ocasiones anteriores, se habla de mucha inclusión, las familias piden que se hable de inclusión,….., pero ¿inclusión de qué? Se sigue fallando en lo mismo una y otra vez. La educación no es algo que se tenga que recibir en el cole en exclusividad, es algo que tiene que venir de casa con una base, y si este tipo de cosas falla en primaria y falla (ojo al dato) en infantil, es que algo como padres no se está haciendo bien. 
Pedimos que se respete a nuestros hijos, si llevan el pelo largo, o con coleta, o si quieren ir en falda; PERO desde que hay un compañero que se sale de lo “habitual” ese ya es el raro de la clase, y da igual lo mucho que se esfuerce ese pequeño por encajar en una clase en dónde es el “raro” porque gracias a eso no tiene cabida allí. Y no importa que el profesor se esfuerce en integrarlo y en que se sienta bien y cómodo, no importa que sus padres le digan que es perfecto tal y como es; porque la cruel realidad es que sus iguales lo califican como el “raro”, como al niño que sólo le gusta “x”, el niño que lleva mordedores y botellas de la calma. Y lo peor de todo…., que los padres aplauden lo que dicen sus hijos y sus actitudes porque en el fondo piensan que tienen razón y que esos niños no deberían compartir cole con el resto.

Esto es un reto al que como padres de niños con TEA, TDAH, síndrome down, y muchos etc, nos enfrentamos casi a diario. Tenemos que lidiar no sólo con ayudar a nuestros pequeños, sino que también tenemos que lidiar con padres que no ven más allá de sus narices, y que viven la inclusión de manera totalmente apartada de aquellos que tengan algún tipo de discapacidad. 
Hay que empezar a crear una sociedad en dónde no se juzgue a un niño por lo que pone su expediente, su historia clínica o su comportamiento. Hay que plantearse que son niños con el mismo derecho pero con mayores dificultades para alcanzar una misma meta. 

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