Sobrevivir al verano (1ª parte)

Llevo escribiendo estas letras desde principios de julio, y por algún motivo no encuentro la manera de terminar lo que he empezado a escribir. Son ya las numerosas situaciones por las que hemos pasado. Dese que empezó el verano parece que han pasado meses, y sólo ha sido un mes. Está siendo un verdadero reto para la familia. En este mes, ha coincidido que todos nos hemos puesto malos, todos hemos tenido antibiótico, todos hemos querido dormir más sin éxitos. 

Esta es una época de muchas expectativas, porque a pesar de que la planifiques no llega a ser (la gran mayoría de las veces) cómo lo habías planeado. Y eso sucede, porque cambias completamente la rutina, intentas crear una nueva, pero no con demasiado éxito, porque lo único que quieren es estar relajados con la satisfacción de que no tienen que volver al cole. Ven muy en la lejanía, el tener que regresar a un sitio que les agobia, en dónde sienten la exigencia propia del día a día. Es flipante como algo tan necesario puede crear ansiedad, como algo tan divertido en las primeras etapas (sobretodo) genera estrés e impaciencia en unos niños tan pequeños. Y es por ello, que no quieren ni saber de hacer fichas o seguir práctica lo aprendido. Si para nosotros es necesario desconectar, ¡imagínate cuán importante es para nuestros peques!

Eso sí, estamos aprovechando para pasar el día haciendo actividades con ellos. Ya sea pintar con tiza en el suelo, o haciendo puzzles, o ver unos capítulos de sus dibujos favoritos juntos. 

En todo este mes, han seguido teniendo terapia, porque es realmente importante, aunque por tristeza no todos los padres le dan valor ninguno. Sin embargo, un año más hemos visto la necesidad de que en el mes de agosto desconecten por completo, porque realmente necesitan coger fuerzas de cara al curso que les esperan.


Pero este verano, no sólo está dando tiempo de que los niños se pongan malos, sino también de fijar nuevos objetivos y retos. El primero de ellos es bastante ambicioso, pero sabemos que no hay nada imposible. En conjunto con las terapeutas y nosotros, estamos trabajando con J para ayudarlo a que no tenga pañal por las noches. Está siendo muy complicado, porque realmente en cuanto se duerme no es capaz de controlar esfínteres, y entra en una fase de sueño lo suficientemente fuerte para que su cerebro “desconecte” y no envíe la señal de ¡cuidado pipí!. Estamos intentándolo con paciencia y amor. Además intentamos incentivar a J con cosas que le gustan un montón, y bueno… está empezando a levantarse con el pañal menos cargado!

Es súper importante premiarlo y felicitarlo, porque sabemos que está siendo un súper reto para él, y cualquier pequeño avance que haga, nos hace a todos profundamente feliz. Y es que es tan importante el aplaudir los pequeños avances, porque a veces los adultos que tenemos niños con TEA, queremos los avances en el momento, y eso no es así, ya que hay veces que tienen pequeños retrocesos.

Esto último le está pasando a nuestro hijo I, el hecho de cambio de etapa, de compañeros, de profes, de aula y muchos etcéteras más, le está pasando factura, provocando así un retroceso en la articulación del habla, en la espera, en la tolerancia. Así que el reto con él, es trabajar de nuevo en esos aspectos como si empezáramos de cero. Es bastante complicado, porque a cuánta más edad, menos manejables son, ya tienen sus ideas mucho más fijas, y mucho más cerrados de mentes. Pero como dije antes poco a  poco no hay nada imposible.

Por último también con M tenemos un reto, ahora mismo no puedo decir cual es, porque incumbe directamente al próximo curso, pero sí puedo decir que va a hacer sumamente difícil. Primero nos estamos mentalizando nosotros y viendo la manera de afrontar las cosas, y ya en septiembre empezaremos el trabajo  duro con la princesa.


Continuará…

Entradas populares de este blog

Carta abierta de reflexiones

Ser un caradura, ser un hipócrita

Las alas de Aarón