Comenzando un curso, comenzando una nueva lucha

Llevo mucho dándole vueltas a qué escribir y qué no. Y es complicado porque en un verano tan movido como el que hemos tenido nosotros, cuesta saber que se puede plasmar. 

La realidad es que llevamos ya unas buenas semanas en el colegio, y ya ha empezado la "fiesta". Hay una encrucijada ahora mismo en nuestra vida, dejar a los niños dónde están o cambiar el cole. Y todo esto ¿a qué viene?, pues porque vemos que los tutores son un amor,  y quieren ayudar en todo a  los niños, pero vemos un problema grave en el equipo de orientación, en especial en un miembro del equipo. Ya desde hace un par de años tuvimos nuestros más y menos, pero cuanto más grandes son los niños, vemos que necesitan ayuda y que no saben o no quieren dárselas, es más fácil continuar como hasta ahora, que tener que hacer algo más, y prepararse cosas. Eso está claro, que haciendo lo de siempre sería más fácil, pero la realidad es que los niños van creciendo, van formando su  carácter, van formando su personalidad, y van sacando aquello que parecía escondido. Si lo pensamos bien, es algo que todos tenemos dentro, pero que en ellos se manifiesta de golpe, y no paulatinamente. 

Por eso, veo la necesidad, no sólo de trabajar codo a codo con los profesionales de los niños, sino también, aprender a amoldarnos a las necesidades que van teniendo, para que su evolución sea lo mejor posible. Un ejemplo muy sencillo. A J, le relaja mucho el sonido del ventilador, incluso lo necesita para poder dormir. Nos hemos dado cuenta, que en momentos de crisis, el sonido del ventilador (por muy pequeño que sea), le ayuda a llegar a la calma antes que si no lo tuviera. Está claro, según nosotros lo vemos, que tenemos dos posibles caminos. El camino primero, sería ignorar lo que sabemos y dejar que la crisis transcurra como siempre, sin involucrarnos de ningún tipo de forma. El segundo camino cuesta un poco más, ya que hace que nos tengamos que implicar con el conocimiento que tenemos, de que el ruido de un ventilador le relaja. Eso implica que tengamos que salir de nosotros mismos, y de lo que nosotros consideraríamos a priori lo correcto, y aprender y a la vez ayudar con algo tan simple que el ruido de un ventilador.

Y la pregunta que probablemente te estés haciendo si has llegado a leer hasta aquí es... ¿Qué pinta lo primero que has dicho con esto? Pues esto es un ejemplo de lo que significa tener que salir de lo que conocemos para ayudar a un autista. Los maestros de PT están preparados, pero también limitados. Y no lo digo por ser despectiva, sino porque hay muchos que se quedan en su zona de confort y de lo que conocen, y no se dejan aconsejar por profesionales externos, como pedagogos o logopedas, o incluso los propios maestros. Esto provoca que al no coger el segundo camino, no den todo lo que el niño necesita, haciendo que el niño no avance y se quede estancado, provocando a la larga la involución del peque.

Y si como padres observamos esto, es necesario hablar con las personas a cargo de, para que las decisiones equivocadas que toma un tercero, no influya en la educación escolar de nuestros hijos con autismo, y por lo tanto ayudando a que avancen y no se queden estancados, porque alguien no quiere coger los consejos que le brindan otros profesionales. 

Debemos ser conscientes, que los que tenemos niños con autismo, tenemos el mismo derecho que otros padres, de escoger libremente el colegio de nuestros hijos, y que no sea una imposición derivada por la mala praxis de un "profesional". Nuestros hijos tienen los mismos derechos que el resto, y en esto se basa la inclusión, en poder compartir con nuestros semejantes, y aprender de la diversidad que nos rodea, para poder llegar a ser mejores personas. 

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